Los 7 ayudantes de Bach

flores_de_bach_gDespués de encontrar las 12 flores de personalidad, Bach se dio cuenta de que no era suficiente, puesto observó que había ciertas personas que por diferentes motivos no conseguían ponerse bien.

Eran personas que obtenían beneficios a su enfermedad, ya fuera por el hecho de que la familia estuviera a su lado, por beneficios económicos o bien personas que creían que simplemente eran así y no podrían cambiar nunca.

A día de hoy, también hay muchas personas así, no os extrañéis si alguna vez un paciente os deja el tratamiento a mitad de la terapia, puesto que uno de los motivos puede ser éste. En el momento en que se empiezan a poner mejor, y ven que sus artimañas ya no funcionan para tener a la gente a su alrededor, dejan de tomar las flores.

Bach comprendió que debía encontrar nuevos remedios que ayudaran a estas personas. Para ello debía encontrar plantas que fueran más bellas que las anteriores, y que sus propiedades fueran más fuertes.

Su idea era que tendrían que ser cuatro en total ya que, según él, este número corresponde a los cuatro puntos cardinales del zodiaco, que unen la altura con la profundidad y la derecha con la izquierda, formando una cruz estable y dividiendo en cuatro partes la rueda anual con los solsticios y los equinoccios. Estos puntos cardinales tienen su correspondencia en el microcosmos humano así como también en la personalidad del hombre.

 

Y en 1933 encontró la primera flor, GORSE. Esta preciosa flor amarilla tiene mucha historia, en el antiguo calendario celta de los árboles, este arbusto de flores amarillas simboliza al victorioso Sol que cruza el punto vernal.

La segunda que encontró fue OAK,  también muy simbólica, puesto que el roble es el prototipo del árbol druida, y era antaño el centro de las fiestas estivales. Con su madera se alimentaban las hogueras de la fiesta del solsticio; el «rey de los robles» era sacrificado en este día. Un árbol muy simbólico y con mucha historia y leyenda detrás. No es de extrañar que Bach lo escogiera.

Después en otoño, durante un breve viaje a su país natal, Edward Bach encontró el siguiente remedio floral de la serie: HEATHER. Lo descubrió a poca distancia del lugar donde había encontrado sus primeras plantas medicinales, la impaciencia y el mimulo. El brezo común, que con su magnífico manto cubre paisajes enteros anunciando con sus flores la inminencia del equinoccio de otoño, cumplía por completo la exigencia de Bach, según la cual las plantas de su nueva serie debían tener una radiación más intensa.

 

Junto con el brezo, Bach encontró en Gales el cuarto remedio floral: el agua cristalina de una recóndita y olvidada fuente conocida antaño por sus virtudes curativas; la llamó ROCK WATER. El agua de roca, corresponde al punto cardinal del solsticio de invierno, la época en que desaparecen las flores y hojas, y la naturaleza terrenal-cristalina reina con todo su rigor.

 

 

Aunque no es ninguna flor, no os dejéis confundir, este es un poderoso remedio. Recordad que el “agua amansa las fieras”.

No sabemos bien porqué Bach escogió este remedio, lo que si explica y con mucho énfasis es que el agua que recojamos debe ser directa de una fuente que fluya por la roca y que sus propiedades sean terapéuticas o tengan atributos curadores.

 

Después de estas cuatro esencias, mandó a unos amigos suyos que vivían en el mediterráneo que le prepararan esencia de OLIVE y de VINE. Estas son las únicas esencias que él no preparó, pero como sabemos aquí en el Mediterráneo son parte importante de nuestra alimentación y con unos efectos Fitoterapéuticos muy importantes. 

Y la última esencia que realizó de estos ayudantes es WILT OAT. A mi modo de ver, una de las esencias más importantes del sistema y una flor catalizadora tal y como nos dejó dicho Bach.

Esther García Miralles- Terapeuta Floral Acreditada

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