Actualmente, en los tiempos que vivimos, estamos acostumbrados a oír las palabras magia negra, hechizos, vudú, amarres, mal de ojo, etc…
Mucha gente, por desgracia, está habituada a utilizar estos rituales para hacer daño a los demás, ya sea simplemente por quererles mal o para manipularlos a su antojo. Estos trabajos siempre están hechos desde las sombras, por supuesto.
De un tiempo a esta parte, me encuentro con muchas personas que vienen a mi consulta con este tipo de problemas y tengo que reconocer, que en un principio me asustaban mucho este tipo de trabajos, y no sabía cómo podía ayudar a las personas que los padecían. Pero con el tiempo, empecé a habituarme y a comprender que todo se puede trabajar, y que para todo hay una solución.
Cuando hay alguna manipulación energética, simplemente con unas esencias florales es suficiente, ya que hay esencias muy potentes que son específicas para protegernos y “limpiar o cortar” lo que nos hayan podido enviar. Pero no todos los casos y las personas, son iguales… En el último caso que he tratado sobre este tema no solo necesitamos las esencias florales, sino que tuvimos que ir mucho más allá. Os cuento.
Acudió a mi consulta una chica joven, bella y con una hermosa vida por delante. Su vida hasta entonces había sido una desgracia tras otra, que ella atribuía, al principio, a la mala suerte o las circunstancias de la vida. Pero un día, decidió intentar averiguar por qué su vida era un cúmulo de fatalidades.
Como ella me contó: “Cuando mi vida empieza a irme bien, pasa algo y se estropea… eso es lo que siempre me ha pasado, pero ahora entiendo por qué, porque hay alguien que se dedica a hacerme daño”. Esta chica había hecho otras terapias previamente y había llegado a la conclusión de que otra persona la estaba haciendo magia para arruinar su vida y que nunca pudiera llegar a ser feliz. ¡¡Y así era!!
Como esta chica se había trabajado bastante y sabía de dónde venía todo y por qué, decidimos probar con terapia regresiva ya que había probado con otras técnicas y aunque la ayudaron mucho, su pesadilla no terminaba. Cada vez los ataques eran más y más fuertes, parecía que cuanto más se trabajaba ella más potentes eran.
Lo más importante que se trabaja en la terapia regresiva es el ser conscientes de que todo lo que me pasa es porque yo lo he atraído, ya sea en esta vida o en otra. Y así le comuniqué que era necesario trabajar no solo para cortar el vínculo con la persona que le estaba haciendo daño, sino ir más allá para poder entender de dónde venía y por qué le estaba pasando todo eso.
En la primera sesión, averiguó de donde venían los ataques… se reencontró con la persona que le estaba haciendo daño en esta vida, y se dio cuenta de que ya desde otras vidas la odiaba y la envidiaba. Trabajamos la sanación y la liberación de esa vida, entendiendo en la regresión de donde venía tanto odio y tanto dolor.
En la segunda sesión trabajamos el perdón y la liberación con la persona, que en esta vida, le estaba haciendo daño. Fue una experiencia dura pero muy liberadora, porque por fin podía despegarse de tanto dolor y lo más importante, entender por qué durante toda su vida había sufrido tanto.
En la tercera regresión terminó de cortar todo lo que quedaba y recobró su verdadero karma. Rompió todos los lazos y pudo perdonarle desde lo más profundo de su corazón, liberándose así de todas las ataduras que le habían impedido ser feliz en esta vida.
Tan sólo con tres sesiones esta joven ha podido liberarse de una vida de sufrimientos y ataduras que no le pertenecían y que le habían sido impuestas.
A día de hoy esta chica es otra persona, tiene un brillo en su mirada que lo dice todo, se siente liberada y feliz. Aún sigue trabajándose, porque en esta vida todos hemos venido a aprender y así lo ha entendido ella misma. Por eso su empeño en ser feliz y no permitir que nunca más, nada ni nadie le vuelva a robar, lo que por derecho de nacimiento es suyo: SER FELIZ!
Esther García
Máster en Terapia Regresiva y Terapeuta Regresiva Multidimensional